
El brillante Leonardo Torres Quevedo dejó un legado tecnológico que sigue siendo relevante hasta nuestros días. Fue un científico y matemático sin igual que dedicó su vida al avance y desarrollo de diversas áreas de la ciencia y la tecnología.
Entre sus múltiples invenciones se encuentra la máquina aritmética universal, la cual fue precursora de la computadora moderna y permitió realizar operaciones matemáticas de manera automática. También fue pionero en el desarrollo de simuladores de vuelo y de mando a distancia.
Además de su genialidad técnica, Torres Quevedo también destacó por su espíritu emprendedor y su capacidad de liderazgo. Fundó varias empresas para desarrollar y comercializar sus inventos, lo que lo convirtió en uno de los primeros emprendedores tecnológicos de la historia.
Genio español de la ingeniería y la inventiva. Este año se conmemoran 150 años desde el nacimiento de Leonardo Torres Quevedo el 28 de diciembre. A pesar de ser aclamado como «el más prodigioso inventor de su época», su legado y su nombre han permanecido en las sombras de la historia debido a la falta de valoración y apoyo a la ciencia en España durante finales del siglo XIX y principios del XX. El menosprecio de la ciencia española y sus protagonistas no solo fue evidente en el extranjero, sino también en su propia tierra.
Mente creativa y versátil
Leonardo Torres Quevedo fue un científico y matemático de talento único, cuyos aportes a la ciencia y la tecnología continúan siendo relevantes en la actualidad. Entre sus numerosas invenciones, destaca la máquina aritmética universal, precursora de las computadoras modernas y capaz de realizar cálculos automáticamente. También fue pionero en el desarrollo de simuladores de vuelo y control remoto.
Además de su brillantez técnica, Torres Quevedo se destacó por su espíritu emprendedor y su habilidad como líder. Fundó varias empresas para desarrollar y comercializar sus inventos, convirtiéndose en uno de los primeros emprendedores tecnológicos de la historia.
Legado eterno
Leonardo Torres Quevedo fue nacido en 1852 en Santa Cruz de Iguña, Cantabria. Sus estudios superiores de ingeniería los realizó en Bilbao (que luego completó en París) y más tarde ingresó en la prestigiosa Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid en 1871. Posteriormente, en 1889 se estableció en Madrid, donde pudo estar en contacto cercano con el progreso científico del país.
Demuestra su gran habilidad académica desde su comienzo y su carrera incluía múltiples campos, entre ellos las matemáticas, la ingeniería y la aeronáutica. De hecho, no solo fue un inventor excepcional, sino que su trabajo fue considerado como el precursor de la cibernética, el cálculo analógico y la informática.
Algunos de sus variados inventos
Teleférico
El ‘tren aéreo’, según Torres Quevedo, era «un vehículo que flota en el aire, suspendido de cables entre dos puntos elevados del terreno». Su primera solicitud de patente fue hecha en Suiza en 1890, pero fue rechazada. A pesar de eso, no se rindió y continuó persiguiendo sus sueños. Finalmente, se ha convertido en el teleférico que transporta a millones de personas sobre las cataratas del Niágara en Canadá (a una altura de 236 metros sobre el nivel del mar). Fue el primer teleférico o tren aéreo de pasajeros construido en todo el mundo. Efectivamente, un inventor bilbaíno en Niágara.Se inauguró el 8 de agosto de 1916 y desde entonces ha llevado a más de diez millones de turistas sobre un remolino agitado del río.
Las contribuciones de Torres Quevedo para su desarrollo fueron fundamentales. Sus diseños mejoraron la estabilidad y la seguridad de estos sistemas, permitiendo cubrir mayores distancias, como la impresionante instalación a través de las Cataratas del Niágara. Esto no solo demostró su talento en la ingeniería, sino también su habilidad para realizar una exhibición espectacular de tecnología. Fue una iniciativa de la Sociedad de Estudios y Obras de Ingeniería formada por ingenieros y empresarios de Bilbao. A día de hoy, sigue operando sin accidentes, circulando a 60 metros de altura y recorriendo 580 metros suspendido en seis cables.
El Jugador de Ajedrez
El primer juego de ordenador de la historia. Desarrollado en 1912, fue el primer juego en el que se podía jugar ajedrez contra una persona. Máquina contra persona. Lo que diferenciaba este invento de muchos otros era su capacidad de funcionar sin intervención humana, gracias a relés electromecánicos. Se presentó oficialmente en la Feria de París de 1914 y, para muchos, fue el primer autómata capaz de jugar ajedrez en la historia. Este invento no solo demostró el dominio de Torres Quevedo sobre los sistemas mecánicos y eléctricos, sino que también sentó las bases para la programación informática y la inteligencia artificial del futuro. Este momento ayudó a que su figura y fama se extendieran a nivel internacional.
Telekino
El primer control remoto de la historia. Quizás uno de sus inventos más visionarios fue este. Denominado Telekino, considerado como el primer dispositivo de control remoto. Presentado en París en 1903 en la Academia de Ciencias de París, este dispositivo estaba destinado a controlar dirigibles y otros vehículos a distancia. Obtuvo la patente en España, Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña ese mismo año. ¿Cómo funcionaba? Usaba ondas electromagnéticas, lo que permitía a los operadores ejecutar comandos a distancia, una tecnología que hoy en día es omnipresente en todo nuestro mundo, desde drones hasta dispositivos electrónicos domésticos. El telekino es, sin duda, otro hito en la historia de la ingeniería a nivel mundial.
Calculadora mecánica
Dispositivos algebraicos a principios del siglo XX. Torres Quevedo creó múltiples máquinas capaces de realizar operaciones algebraicas automáticamente. Estos dispositivos o calculadoras podían resolver ecuaciones de hasta segundo grado. Eran instrumentos analógicos que funcionaban asignando cantidades a rotaciones de ejes específicos u otras magnitudes físicas, como valores eléctricos o electromagnéticos; es decir, resolviendo problemas matemáticos usando física. Su trabajo en esta área fue fundamental e influyó significativamente en los avances posteriores en la informática digital.
A pesar de sus enormes contribuciones a la tecnología, Leonardo Torres Quevedo sigue siendo relativamente desconocido en España, tal vez eclipsado por la enorme amplitud de su trabajo, que abarcaba una amplia variedad de disciplinas.
Leonardo Torres Quevedo falleció en Madrid el 18 de diciembre de 1936, a los 83 años, en su casa de Madrid, poco antes de su cumpleaños número 84.
Referencias:
- Real Academia de la Historia
- Grandes enigmas de la ciencia: 120 preguntas y respuestas sobre el mundo que nos rodea. Marian Mellén y Luis Quevedo. Editorial Molino 2024.
- Yuste, A. y Palma, M. (2005